domingo, 31 de enero de 2016

Carta y pasado por ridiculo

Sr Presidente:
                           Motiva mi carta un profundo dolor porque lo que usted ha hecho el día de hoy, fue un atentado a la estética, al buen gusto, a la memoria histórica y hasta al sentido común.

Usted que venía con un discurso de seriedad e integración al mundo hoy nos sorprende con un acto rayano con el absurdo, al punto que seguramente inspirará algún sketch de un reconocido capocómico...Y no es que no soplen vientos descontracturados, no es que su política no ha devenido en un show mediático, ambas cosas son ciertas y se cumplen día a día, pero ni en el sueño mas afiebrado de Idi Amin o el propio Carlos Menem, podría darse el espectáculo lastimoso de
"un presidente recién asumido quitándose la banda para ejecutar unos pasos de baile derrochando la gracia de un tío beodo en una fiesta de quince".
Y usted entenderá que no es por la estética, lo bien o mal que usted baile o la señora vicepresidente cante, lo que motiva mi pesar y fastidio.

Sepa señor presidente, que ese balcón no es suyo, sino de todo el pueblo argentino, y cada uno de los actos que usted ejecute, en cualquier parte, pero sobre todo en ESE balcón debe estar en sintonía con su contenido simbólico. Ese balcón señor Presidente es el altar desde el cual se celebraron las liturgias populares mas intensas, las malas y las buenas.Desde ese mismo balcón se anunciaron guerras, se desafiaron imperios, se comunicaron bendiciones para el pueblo y por que no traiciones y derrotas.
Ese balcón no debe mancharse de banalidad señor presidente, la historia Argentina no lo merece, entre otras cosas por que usted, señor Presidente es sólo el inquilino transitorio de esa casa, no es su sala de juegos, ni su discoteca privada.
Usted señor presidente debe mostrarse como un estadista y no como un niño emperador que actúa al arbitrio de sus caprichos, no hace falta ser solemne, señor Presidente para actuar con la seriedad que el momento merece. Se lo pide humildemente un opositor tenaz pero leal, que sabrá reconocer en usted los aciertos cada vez que los tenga, aunque sus seguidores hayan seguido un temperamento menos benevolente con mi partido y sus líderes.
Semejante balcón no debe mancharse, señor Presidente!!!!!
Humildemente espero que recapacite y que nos conduzca por la senda de igualdad e inclusión que la Patria merece.
Deseo fervientemente que Dios lo ilumine, y que desempeñe con lealtad y patriotismo el cargo para el que fue electo, pese a que este último concepto no participó en la fórmula de su juramento.

Juan Carlos Romero López

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