Puede decirse que la independencia se materializó con pasamontañas, ya que los diputados de Junts pel Sí y la CUP optaron por realizar la votación final de forma secreta, por llamamiento y en urna. Tan deslucida fue la proclamación de la república catalana que el redactado de la misma se incluyó en el preámbulo de una propuesta de resolución. Con esta maniobra los soberanistas quisieron sortear consecuencias jurídicas, ya que este tipo de preámbulos no se someten a votación en realidad. (Lo único que se vota son los puntos de desarrollo de la resolución). Todo ello desoyendo, una vez más, la opinión de los letrados del Parlament.
«Yo no entiendo cómo ustedes quieren proclamar la independencia si no tienen narices de dar la cara a la hora de votar», se desbravó el presidente del PP de Cataluña, Xavier García Albiol, justo antes de que los diputados populares enfilaran la salida del hemiciclo para no participar en una votación «vergonzante». Se quedaron prácticamente solos los diputados de la mayoría independentista, con la única compañía del grupo de Catalunya Sí que es Pot, que participó en la lacónica votación mostrando ante las cámaras su voto negativo.
Los soberanistas quisieron dar brillo a la jornada invitando al Parlament a 200 alcaldes independentistas, que se pasearon a por las estancias del Palau con sus varas de mando sin ahorrarse voces en grito («President!», «Llibertat!»). «Parecen pastores», se oyó decir por los pasillos. No faltaron rostros destacados del PDeCAT (Xavier Trias, Neus Munté) y de ERC (Joan Tardà, Gabriel Rufián) en la tribuna de invitados, donde también estuvo Marcela Topor, la mujer del presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont.
«Constituimos la República catalana, como estado independiente y soberano, de derecho democrático y social», dice el preámbulo de la resolución de Junts pel Sí y la CUP aprobada con 70 votos a favor, 10 votos en contra y 2 votos en blanco. La suma total (82) abrió la inmediata incógnita de qué había ocurrido con la votación, ya que el total de los diputados es 135 y 52 habían abandonado el hemiciclo. Descuadró, por tanto, un voto y nadie aclaró si es que la presidenta del Parlament, Carme Forcadell, se descontó con las papeletas o si es que hubo algún diputado que evitó ir a la urna.
Los letrados del Parlament ya han advertido a la Mesa de que no puede admitir a trámite la resolución de JpSí y la CUP para declarar un Estado independiente, ni ninguna otra que desarrolle las leyes de referéndum y de transitoriedad, porque vulneran las resoluciones del Tribunal Constitucional.
En un informe, los servicios jurídicos del Parlament avisan de que tampoco puede ser tramitada por la Mesa «ningún texto transaccional que se pueda presentar, antes o durante el pleno», sobre las propuestas de resolución de JpSí y la CUP.
El texto de las formaciones independentistas pide, en concreto, que la cámara catalana apruebe «instar al Govern a dictar todas las resoluciones necesarias para el desarrollo de la Ley de Transitoriedad Jurídica y fundacional de la República».
Las dos propuestas de JpSí y la CUP se basan en las «leyes de desconexión» (ley del referéndum y ley de transitoriedad), que fueron anuladas por el TC. Siguen sus plazos y propuestas, como la de iniciar el proceso constituyente tras el 1-O, que dan por superado.
En la exposición de motivos de la primera propuesta se indica que los representantes del Parlamento de Cataluña «construimos la República catalana, como Estado independiente y soberano, de derecho, democrático y social».
Basado en la declaración del día 10
El documento recoge la declaración de independencia que los diputados de JpSí y la CUP firmaron el 10 de octubre en una sala del Parlament, una declaración que nunca entró en vigor porque el presidente catalán, Carles Puigdemont, la dejó en suspenso.
Así, el documento no proclama la independencia, sino que insta al Govern a que lo haga sin precisar cómo debe hacerlo, y también reclama al Ejecutivo catalán «declarar el inicio y apertura del proceso constituyente».
No hay comentarios:
Publicar un comentario