Una de las consecuencias inesperadas de la guerra de Rusia y Ucrania es que miles de familias rusas llegaron en el último año a la Argentina no sólo para evadir el conflicto bélico sino también para tener a sus hijas e hijos en el país, debido a las políticas migratorias que brindan facilidades para obtener la ciudadanía del recién nacido y por la atención médica de calidad.
Cientos de mujeres rusas vienen a parir a Argentina. Lo hacen para que sus hijos e hijas tengan la doble nacionalidad y que eso les permita mayores libertades.
Decirle “ejército” a este grupo sería malintencionado. Llegan porque están en contra de la invasión de Vladimir Putin en Ucrania. Pero ya son un pelotón.
No les interesa el tango ni la carne ni la cultura. De hecho, no todas (ni necesariamente) se quedan a vivir. Pero les gusta la sopa borsch y nuestro pasaporte.
Casadas (aunque varias suben al avión solas), en su mayoría treintañeras, de clase media acomodada, se ven tentadas por el ius soli de nuestro país. Ese derecho del suelo que establece que todos los nacidos en territorio argentino recibirán la nacionalidad argentina automáticamente.
Suena raro escucharlo pero ser argentinos les abre el mundo a esos bebés.
Cientos de mujeres rusas vienen a parir a Argentina. Lo hacen para que sus hijos e hijas tengan la doble nacionalidad y que eso les permita mayores libertades.
Decirle “ejército” a este grupo sería malintencionado. Llegan porque están en contra de la invasión de Vladimir Putin en Ucrania. Pero ya son un pelotón.
No les interesa el tango ni la carne ni la cultura. De hecho, no todas (ni necesariamente) se quedan a vivir. Pero les gusta la sopa borsch y nuestro pasaporte.
Casadas (aunque varias suben al avión solas), en su mayoría treintañeras, de clase media acomodada, se ven tentadas por el ius soli de nuestro país. Ese derecho del suelo que establece que todos los nacidos en territorio argentino recibirán la nacionalidad argentina automáticamente.
Suena raro escucharlo pero ser argentinos les abre el mundo a esos bebés.
En el último año fueron más de 10.500 rusos que llegaron a la Argentina, hecho que coincide con la guerra entre Rusia y Ucrania desatada el 24 de 2022. Del total de visitantes, 7.000 se fueron con su pasaporte argentino listo o en trámite.
Para contextualizar, la directora detalló que en el último año ingresaron al país 10.500 personas, entre ellas "5.819 mujeres embarazadas", y de esas 10.500, 7.000 "ya no están en el país, y ese es el problema".
"Nosotros estamos encantados de que vengan a hacer su vida a la Argentina, pero el problema es que llegan, tienen los hijos, los anotan como argentinos, dejan un poder a los apoderados, se van y no vuelven más. Acá hay gente que está usando nuestro pasaporte", apuntó.
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