El escritor Marty Rubin publicó en 1987 un libro con un título extraño: “El Síndrome de la Rana Hervida”. Casi veinte años después Oliver Clerc escribió su “Invaluables lecciones de una Rana” donde presenta la alegoría ideada por Rubin de la siguiente manera: “Imagínate una olla llena de agua fría en la cual nada tranquilamente una rana. El fuego arde debajo de la cacerola. El agua se calienta lentamente. Pronto está ligeramente templada. La rana encuentra esto agradable, y continúa nadando. La temperatura del agua comienza a subir. El agua se pone caliente. Está un poco más caliente de lo que a la rana le gustaría, pero no entra en pánico, especialmente porque el calor la hace sentir cansada y con ganas de dormir. Ahora el agua está realmente caliente y la rana comienza a sentirse incómoda, pero está tan debilitada que decide seguir adelante, adaptarse, y no hacer nada. La temperatura continúa subiendo gradualmente, sin ningún cambio abrupto, hasta que la rana simplemente muere hervida, sin haber intentado saltar jamás fuera de la olla. Si la hubiesen arrojado a una olla con agua a 50 grados, la misma rana hubiese rápidamente saltado fuera, saludable, sin ningún daño.” Clerc concluye que este experimento nos enseña que “… cuando el deterioro se produce suficientemente lento, se escapa a nuestra conciencia y por lo general no provoca ninguna reacción, ninguna oposición o rebelión…” (Clerc, Oliver “Invaluable Lessons from a Frog: Seven Life-Enhancing Metaphors”, p. 17)
Lo que Clerc señala en relación con los individuos y su tolerancia suicida al deterioro gradual de sus condiciones de vida, también se aplica a las comunidades políticas. El empobrecimiento gradualmente impuesto a porciones de la población puede ser tolerado sin reacción, oposición o rebelión. Si no lo cree, haga el experimento conmigo. Si a ud. le subiesen la nafta un 96,05% de un día para el otro, seguramente reaccionaría indignado. Sin embargo, como el gobierno ha dosificado los aumentos en los dos años que lleva de gestión, ud. sólo debe sentir que la vida es un poco más difícil, pero que no es motivo para el escándalo. Si le comunicasen que la canasta básica mañana aumentará 131,8%, imagino que no sabría bien qué hacer con su presupuesto y la protesta sería inmediata. Sin embargo, como el alza se ha producido de manera gradual en el curso de los últimos dos años, seguramente habrá tenido que ajustarse, el hambre habrá sido más que la comida, pero lo debe haber aceptado mansamente. Si le dijesen que debe 1.935 dólares imagino que la rebelión sería segura. Sin embargo, como el endeudamiento de 85.167 millones de dólares (que dividido por el total de la población argentina da la parte que a ud. le toca) lo realizó el gobierno a través del Tesoro de la Nación a lo largo de estos dos últimos años, seguramente le habrá pasado desapercibido.
He cumplido en informarle que el agua se está calentando por las tarifas, la inflación y el endeudamiento. Si ud. es más inteligente que la rana adormecida por el cambio gradual, sabrá que hacer: salte, reaccione, opóngase. Si no lo es, siga flotando mansamente, mientras le repiten que el agua sólo está templada y que pronto volverá a estar fría.
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