Mientras los focos mediáticos se concentran en las principales figuras de la carrera presidencial chilena, hay varios candidatos que, aunque tienen menor visibilidad o intención de voto, representan apuestas políticas interesantes y alternativas para distintos sectores del electorado. Estos son algunos de ellos:
1. Franco Parisi (Partido de la Gente)
Economista, ingeniero comercial y figura mediática, Franco Parisi ha sido candidato en varias elecciones previas y busca nuevamente La Moneda en 2025.
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Perfil: Se autodefine como “el economista del pueblo” y ha sabido capitalizar su discurso populista, apelando especialmente a quienes están desencantados con la política tradicional.
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Propuestas: Ha planteado políticas económicas liberales combinadas con mensajes de fuerte control migratorio y seguridad, lo que le da una identidad híbrida que podría capturar votantes independientes o desilusionados.
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Desafíos: A pesar de su “branding” popular, debe consolidar una base partidaria suficiente para competir con los grandes favoritos; además, su historial mediático y algunas controversias han sido criticados por adversarios.
2. Marco Enríquez-Ominami (Independiente / Centro-izquierda progresista)
Conocido como “ME-O”, Enríquez-Ominami vuelve a postularse a la presidencia por quinta vez.
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Trayectoria política: Ha sido diputado, cineasta y activista, y ha participado en varios procesos presidenciales.
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Visión: Su discurso suele mezclar progresismo social con una economía moderna, buscando un Chile más justo pero atractivo para la inversión. Es una voz crítica con la elite política tradicional, pero menos radical que otros candidatos de izquierda.
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Retos: No ha logrado consolidar un crecimiento sostenido en encuestas en las elecciones anteriores, y su historia de candidaturas múltiples podría hacer que se perciba como una opción “eterna” más simbólica que competitiva.
3. Harold Mayne-Nicholls (Independiente / Centro)
Exdirigente deportivo (fue presidente de la ANFP), se presenta como una figura independiente con énfasis en la buena administración y el centrismo.
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Ventajas: Su perfil no partidario le permite apelar a quienes rechazan la polarización entre izquierda y derecha. Además, su experiencia en gestión le da credibilidad para cuestiones administrativas y de transparencia.
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Desafíos: Como muchos independientes, podría tener dificultades para reunir el apoyo estructural necesario (bases partidarias, alianzas) para competir seriamente.
4. Eduardo Artés (Izquierda radical / Movimiento Acción Proletaria)
Es una opción más ideológica y menos convencional.
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Ideología: Artés propone una refundación del Estado, con nacionalizaciones y reformas profundas. Su discurso va más allá de reformas puntuales: apuesta por cambios estructurales y un Chile más estatista.
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Público objetivo: Puede atraer a sectores de la izquierda muy ideologizados o jóvenes que quieren transformaciones profundas; sin embargo, su radicalidad puede ser una barrera para el voto más moderado.
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Fuerza electoral: Hasta ahora no ha logrado posicionarse como una amenaza competitiva frente a los candidatos más centristas o de derecha.
5. Jaime Mulet (Federación Regionalista Verde Social)
Diputado y líder regionalista, Mulet ofrece una propuesta distinta basada en la descentralización y el desarrollo regional.
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Propuestas clave: Defiende políticas para fortalecer las regiones, reducir la desigualdad territorial y fomentar un crecimiento más equilibrado entre el norte, centro y sur de Chile.
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Valor agregado: Su candidatura puede resonar especialmente en zonas fuera de Santiago y ofrecer una alternativa para quienes sienten que las élites capitalinas han gobernado sin una mirada regional suficiente.
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Limitaciones: Su partido no es tan grande como los principales, lo que puede dificultar la financiación masiva y su capacidad para competir a nivel nacional.
Análisis: ¿Por qué vale la pena prestarles atención?
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Diversidad política: Estos candidatos muestran que el tablero político chileno en 2025 no es simplemente una pelea entre derecha e izquierda tradicional. Hay voces liberales, populistas, radicales y regionalistas.
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Impacto en la segunda vuelta: Aunque no todos llegarán al balotaje, sus votantes pueden ser decisivos en una segunda vuelta. Por ejemplo, si Parisi logra un buen porcentaje, sus apoyos podrían inclinar a un candidato mayoritario hacia uno u otro lado.
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Mensaje anti-establishment: Muchos de ellos aprovechan el descontento con la política convencional. Esto podría cambiar dinámicas tradicionales y presionar a los grandes candidatos a incorporar algunas de sus propuestas más populares.
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